Buenos Aires, 23 de Junio de 2010.-
Cuando estamos ante la presencia de la tecnología, en términos generales, solo podemos decir que ella nos asombra, pues los adelantos y actualizaciones nos maravillan ante cada aparato o servicio nuevo.
Desde la aparición de la TV a la fecha, mi generación (tengo 45 años) vivimos el blanco y negro, después el color; todo en modo analógico. En pantallas “con tubo”. Hoy no solo están los TV “plasmas o lsd” sino que ahora llegó la TV digital.
También están los grandes avances en la medicina. Por ejemplo, poder verse “por adentro” cuando a una persona le están realizando un cataterismo arterial, es mágico; antes se podía o parecía más a una carnicería ya que a uno le tenían que abrir. O las ecografías para “ver el nene”: AHORA ESTAN LAS 3D. ¡¡ QUÉ MARAVILLA !!
Y no podemos dejar de mencionar el “icono” de la tecnología. El teléfono celular. (Disparador de esta reflexión). ¡¡ Cómo no tener presente la frase “disco el número y no me puedo comunicar o me da con otra casa”, pues antes (los niños, adolescentes y algunos jóvenes creen que SIEMPRE hubo teléfonos digitales, Internet; ellos son los nacidos y criados en la era de la “net”, o Internet) esta era la moneda corriente.
Hoy estamos “conectados” las 24hr. Inundados por la información “permanente y al instante”. No solo por lo telefónico (que hoy no solo hablamos), sino por también están las “computadoritas” Black Berry y las not y netbooks con el servicio “sin cable” Wi Fi.
Ahora bien, la marea publicitaria hace presión para que CAMBIEMOS PERMANENTEMENTE NUESTROS EQUIPOS”, para poder “estar actualizados”: “Llegó tal aparato, con el podrás ver tal cosa, o tal otra”. Cada vez que aparece un dispositivo nuevo voy a tal negocio a cambiarlo. Así una vez tras otra. (O sea… no lo tienes, estas frito: TE PERDERAS ALGO CLAVE EN TU VIDA).
Me pregunto:
Si estamos corriendo detrás de esto, como de otras “cosas”, y siempre andamos enfrascados en este “ahora-ya”, “enchufados/conectados”, y hasta se suelen descuidar los afectos, como por ejemplo visitar/compartir con amigos, o sea el “Ser con otros y para otros”… el ensimismarnos, encerrarnos en nuestra casa/habitación tecleando muchas horas al día… en relaciones virtuales…
¿No está eso haciendo de nosotros menos “seres” vivientes y afectuosos?
¿No hace eso que uno “comparta menos”? Y… esto, de “compartir menos” significa dejar de abrazar menos; reir menos; jugar menos; contarse cosas lindas, y otras menos lindas y otras feas, y asi puedo seguir mencionando “…dejar de menos…” muchas cosas mas.
Otro tanto sucede con la TV en casa: Prendida desde que me levanto (frase común: “es para ver la temperatura”) hasta el momento de dormir que la apago (otra frase “es que me acompaña”).
Y sobre todo en el momento mas delicado, profundo… que es la comida, por lo general la cena en la semana. Ella, “está ahí, con nosotros”, “es UNO MAS EN CASA”.
Nuestro ser enfocado a ella. Y… solo hablamos lo superfluo, lo vano, trivial.
Contribuye A QUE NO PUEDA EXPRESAR LO QUE SIENTO, lo que me pasa, lo que necesito decir al otro, o escuchar del otro; los cambios que experimento (mucho mas grave es cuando hay hijos niños/adolescentes y jóvenes).
¡¡¡ ES EL INTRUSO EN CASA QUE ELIJO LIBREMENTE DEJARLO ENTRAR !!!
Ella, la tecnología, no es ni buena ni mala.
La energía nuclear se la puede usar para generar energía eléctrica o bien hacer bombas de cobalto para la medicina nuclear, pero… también para hacer bombas y matar gente.
¡¡¡ SOY YO, EL HOMBRE el que ELIGE QUE HACER CON ELLA !!!
El silencio cuestiona, pues “ME” cuestiona. Hace que “me vea en mi interior” porque salen preguntas. Y lo que escucho o “me veo”… NO ME GUSTA.
Si elijo “taparme/silenciarme” ensimismándome, asilándome de lo comunitario…
¿DE QUÉ O DE QUIÉN ESTOY HUYENDO?